Preguntas frecuentes sobre vacunación

Enfermedades prevenibles por vacunación

No, las enfermedades prevenibles por vacunación, como el sarampión, las paperas, la rubéola, la polio, entre otras, se pueden evitar. Es mejor adquirir protección a través de vacunas que contrayendo la enfermedad, ya que la infección puede causar complicaciones graves en niños y adultos. La falta de vacunación contra estas enfermedades nos deja a todos vulnerables a complicaciones como neumonías, inflamación del cerebro, ceguera, diarrea, infecciones de oído o incluso la muerte. La vacunación puede prevenir las enfermedades y sus posibles complicaciones.

Sí, se deberían recibir todas las vacunas recomendadas en un país. Gracias a la vacunación, muchas enfermedades se han vuelto poco frecuentes o se han eliminado. Sin embargo, los virus y las bacterias que las causan siguen circulando en algunas partes del mundo y no respetan las fronteras, por lo que pueden infectar a cualquier persona que no esté protegida.

Sí. Cuando los niños y las niñas de la escuela están vacunados, se reduce la probabilidad de contagio para cualquier niño. Pero, los niños y niñas también están expuestos a muchos otros entornos en los que podría haber personas no vacunadas, como parques, bibliotecas o incluso durante un viaje. Además, si otras personas piensan lo mismo, habrá muchos niños y niñas sin vacunar en el mismo sitio. Y eso hace que aumente el riesgo de que varios se contagien si alguien se infecta con un virus o bacteria.

Desarrollo y aprobación de las vacunas

Antes de ser aprobadas para su uso en la población, todas las vacunas pasan por una investigación que se hace en tres fases. Este tipo de investigación se llama ensayo clínico. Para realizar cada fase del ensayo, se selecciona a personas voluntarias para recibir la vacuna. Un equipo de científicos monitorea a estas personas para confirmar que la vacuna sea segura y comprobar que realmente proteja contra una enfermedad. Además, la investigación permite determinar los grupos de población a los que se puede administrar la vacuna, el número de dosis y el tiempo necesario entre las distintas dosis de la vacuna.

Los ensayos clínicos de las vacunas pueden ser pausados para garantizar que la vacuna bajo investigación sea segura, ya que la medición de la seguridad de la vacuna es uno de los principales objetivos de los investigadores. Cuando una persona que participa en el ensayo presenta algún evento de salud después de recibir la vacuna, el estudio requiere una pausa para investigar si este evento esté relacionado o no con la vacunación. Una vez se confirma que el evento de salud no tiene relación con la vacuna, la investigación puede reanudarse.

Durante una emergencia de salud pública, las vacunas se evalúan a partir de los resultados de ensayos clínicos que demuestran su seguridad y eficacia (es decir, su capacidad de proteger a las personas contra la enfermedad). Los fabricantes proporcionan estos datos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que los expertos consideren si incluir este producto en la Lista de Uso de Emergencia (EUL por su sigla en inglés).

Tras una rigurosa evaluación de estos datos, la OMS emite una recomendación para que la vacuna pueda ser utilizada para el control y respuesta a una emergencia. Si existen dudas sobre su seguridad o eficacia, la vacuna no recibe la recomendación.

Las agencias reguladoras nacionales (ARN) que existen en cada país analizan los datos que proporcionan los fabricantes de las vacunas y consideran la aprobación en la EUL emitida por la OMS. En base a estos resultados, el país decide si importar y administrar la vacuna en su territorio nacional. Sin esta autorización nacional, la vacuna no puede utilizarse en el país.

Incluso después de introducirse las vacunas en un país, se sigue haciendo un seguimiento estrecho de su eficacia y su seguridad.

Las retiradas de vacunas del mercado solo se realizan si hay alguna posibilidad de que la vacuna no sea segura. Por ejemplo, si el fabricante detecta irregularidades en algunos frascos de la vacuna, podrían retirarse los lotes afectados. En estos casos, la agencia reguladora nacional (ARN) y los comités internacionales de expertos analizan los datos disponibles sobre la seguridad de la vacuna, que se recolectan de manera continua antes y después de usarlas en la población. Cada vez que se encuentren irregularidades que puedan hacer que la vacuna no sea segura, la ARN, en colaboración con el fabricante, retira inmediatamente los lotes del país.

Seguridad de las vacunas

No. Se ha demostrado que recibir más de una vacuna al mismo tiempo no tiene ningún efecto negativo en las defensas contra infecciones de una persona. Hay muchas ventajas en recibir varias vacunas al mismo tiempo: menos visitas a la clínica; más oportunidades para recibir a tiempo las dosis recomendadas; y menos inyecciones cuando se utilizan vacunas combinadas (ej., la vacuna pentavalente contra la difteria, el tétanos, la tos ferina, la hepatitis B y la Haemophilus influenzae tipo b [Hib] o la vacuna triple viral contra sarampión, rubeola y paperas).

Sí. Es importante que las mujeres embarazadas se vacunen contra la influenza, la COVID-19, el tétanos, la tos ferina y la hepatitis B para protegerse ellas y proteger a sus bebés.

Algunas vacunas no deben aplicarse a las mujeres embarazadas porque contienen virus que se han debilitado en un laboratorio (como la vacuna contra la varicela, el sarampión o la rubeola), pero pueden administrarse antes del embarazo y también se pueden aplicar después del parto.

Si estás embarazada, pregunta al personal de salud que te atiende durante los controles prenatales qué vacunas necesitas y cuándo debes recibirlas.

Sí. Las mujeres que están amamantando a sus bebés pueden vacunarse porque es seguro y porque además tiene importantes ventajas para su salud y para la salud de sus bebés. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda seguir con la lactancia, aunque se reciba una vacuna.

Sí. Hay vacunas para diferentes edades: desde el nacimiento, la niñez y la adolescencia, hasta la edad adulta. Conforme envejecemos, nuestro cuerpo pierde capacidad de combatir infecciones, por lo que las vacunas son útiles porque ayudan a reforzar las defensas para protegernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean.

Aunque una persona tenga una enfermedad leve (como diarrea o síntomas de resfriado), con o sin fiebre, todavía puede recibir la vacuna.

En cambio, si sufre una enfermedad moderada o grave, se debe tener cierta precaución al administrar cualquier vacuna para evitar confundir los síntomas de la enfermedad con los efectos que pueden ser causados por la vacuna. Es importante vacunar a la persona lo antes posible después de que se recupere de la enfermedad.

No. No existen estudios rigurosos que demuestren relación entre ninguna vacuna y el autismo o los trastornos del espectro autista. Esta creencia tiene su origen en una investigación que ya se refutó concluyentemente y se retiró de la revista en la que se publicó. Desde ese entonces, cientos de estudios bien diseñados han confirmado que no hay riesgo de desarrollar autismo debido a la vacunación.

No. Ninguna vacuna contiene microchips que permitan a los gobiernos o a cualquier otra organización poder rastrear a las personas.

No. Los ingredientes en las vacunas (como el mercurio, el aluminio o el formaldehído) se encuentran de forma natural en el cuerpo, en la comida que se consume y en el medio ambiente, por ejemplo, en el atún. Las cantidades de estos ingredientes en las vacunas son mínimas y no “envenenan” o lastiman al cuerpo. Además, las vacunas pasan por revisiones rigurosas para ser certificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las agencias reguladoras nacional (ARN) de cada país. Las vacunas que se ofrecen en clínicas públicas son tan seguras y eficaces cómo las que se ofrecen en clínicas privadas.

No. Una vez las vacunas están disponibles para el público general, sus efectos se monitorean continuamente para detectar posibles problemas de seguridad. Algunas personas pueden sentir dolor en el lugar de la inyección, fiebre leve, malestar general o erupción cutánea poco después de la vacunación. Aunque estos efectos pueden ser incómodos, no son graves y duran poco tiempo, y significan que el cuerpo está aprendiendo a combatir el virus o las bacterias.

Algunas veces, para que una persona reciba todas las dosis recomendadas, es necesario administrar una o más dosis de vacuna que protegen contra la misma enfermedad, pero de una marca distinta a la que se administró inicialmente.

Se utilizan diferentes marcas de vacunas en una misma persona cuando hay estudios científicos y recomendaciones de que mezclar marcas es seguro y que se produce un nivel de defensas similar o mayor que utilizar la misma marca.

No. El síndrome de muerte súbita consiste en que un bebé de entre un mes y un año muera de forma repentina, sin saber cuál fue la causa evidente incluso después de investigarlo a fondo. No hay evidencia científica de que las vacunas estén asociadas con casos de este síndrome.

No. No hay ninguna evidencia científica de que la vacunación pueda dejar a alguna persona incapaz de tener hijos por medios naturales.

No. Una cirugía no es motivo para posponer la vacunación y tampoco una vacuna reciente es motivo para posponer la cirugía.

No. Las vacunas no contienen células de tejidos fetales. Para desarrollar algunas vacunas, se han utilizado células reproducidas en el laboratorio a partir de tejidos de abortos voluntarios que cumplían con la legislación de los países donde fueron realizados. Estas células cultivadas en el laboratorio tienen la ventaja de que es posible multiplicarlas indefinidamente en ciertas condiciones en un laboratorio científico y se utilizan durante la investigación de las vacunas. Ninguna vacuna disponible al público contiene células fetales.

A veces, tras recibir una vacuna puede, aparecer algún cambio en el estado de salud (p. ej., un síntoma, un cambio en los resultados de un análisis, algún malestar). Este cambio puede estar relacionado con la vacuna, o no. Con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los países han desarrollado sistemas de vigilancia para investigar cualquier evento ocurrido después de la vacunación (independientemente de que esté asociado a la vacuna o no). Los expertos revisan y analizar los datos, lanzar una respuesta rápida donde sea necesario. 

Eficacia de las vacunas

Las vacunas activan las defensas naturales del organismo para que aprendan a resistir infecciones específicas. Son una forma sencilla y eficaz de protegernos contra las enfermedades causadas por los virus o las bacterias antes de entrar en contacto con ellos.

La protección total de una vacuna comienza unos días después de recibirla, y se alcanza la mayor protección estimada después de recibir todas las vacunas recomendadas. Una persona puede contraer la enfermedad inmediatamente antes o poco después de recibir una vacuna. 

No. El sistema inmunitario produce anticuerpos contra un virus o bacteria cuando entra en contacto con ellos, tanto si es de forma natural o si se recibió una vacuna. Haberse vacunado contra una enfermedad no debilita las defensas que el cuerpo tiene para otra enfermedad.    

El programa de inmunización de cada país indica cuáles son las vacunas recomendadas. Estas vacunas varían según las enfermedades más frecuentes en el país, la edad de las personas, su estilo de vida y su ocupación profesional. Para saber qué vacunas se recomiendan para cada persona, es importante consultar la página del ministerio de salud o preguntar en los servicios de atención médica.

Todos los países proporcionan cartillas de vacunación en las que se hace constar las vacunas que se han recibido y las que se deben administrar más adelante. Todos debemos asegurarnos de llevar al día nuestras vacunas.

Sí. Para reforzar la respuesta del sistema de defensas del cuerpo, es importante ponerse el número recomendado de dosis, incluso las de refuerzo, y hacerlo en el período de tiempo indicado. Si no se reciben esta dosis extra, no estamos totalmente protegidos contra la enfermedad.

No. Las vacunas crean defensas sin los efectos perjudiciales que puede tener la enfermedad, incluidos los efectos de larga duración y la muerte. Permitir que la enfermedad se extienda podría causar millones de muertes y hacer que aún más personas vivan con los efectos de larga duración del virus.

Vacunación y viajes internacionales

Un viajero o una viajera internacional debe seguir los requisitos sanitarios publicados por los países a los que viaje. Es importante que reciban todas las dosis requeridas con suficiente antelación a viajar para evitar transmitir o contraer enfermedades en los países de destino. Para saber qué vacunas y cuántas dosis debes recibir, consulta con el personal sanitario que te atiende y visita los recursos del ministerio de salud del país adonde viajarás.

Fuentes de información sobre vacunas

Se encuentra información actualizada sobre todas las vacunas en las páginas web de la y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También se puede aprender sobre todas las vacunas ofrecidas en un país en la página web del ministerio de salud y a través del personal de atención médica.

Para asegurarse de que la información sea confiable, se pueden seguir los pasos que se indican a continuación:

  1. Evaluar el origen de la información: ¿Se dice quién la creó? Si es así, ¿los autores de la información son reales y creíbles? En el caso de las redes sociales, comprobar si hay cuentas falsas, cuánto tiempo han estado activas y si recogen hechos en lugar de expresar una opinión. En el caso de los sitios web, consultar las secciones “Acerca de nosotros” y “Contáctenos” para obtener información general y más detalles de la web. Otros indicios de que quien creó la información tal vez no es confiable son la mala ortografía y gramática y el diseño visual no profesional.
  2. No quedarse en los titulares: A menudo, los titulares se redactan buscando el sensacionalismo o con un estilo provocativo, para obtener una gran cantidad de clics (click-baiting). Es recomendable leer el artículo para acceder a información sobre todo el contexto o sentido del titular. Además, se debe buscar información similar en otras plataformas: no consultar solo las redes sociales. Si se accede a fuentes diversas, se tiene una idea más clara de qué información es confiable y cuál no lo es.
  3. Comprobar la fecha: Es recomendable asegurarse de que la información que se está leyendo esté actualizada según evolucionan las situaciones y las investigaciones. Al asegurarse de que la información se ha publicado recientemente, se obtienen los datos más precisos, que tengan en cuenta los hechos y la información científica reciente.
  4. Fijarse en los datos científicos que respaldan la información: Las fuentes creíbles respaldan sus afirmaciones u opiniones con datos y también incluyen enlaces a ellos. De esa manera, cualquier persona puede acceder a los hechos de forma independiente.

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Los calendarios de vacunación se establecen a partir de ensayos clínicos. El tiempo que se debe dejar entre dosis (intervalo de vacunación) en el ensayo clínico suele convertirse en el tiempo recomendado para el esquema de vacunación. Un intervalo mínimo es el tiempo más corto entre dos dosis de una serie de vacunas para el cual se puede esperar una respuesta adecuada. Se recomienda administrar las dosis de vacuna según los tiempos recomendados en el folleto informativo del fabricante. 

Para las vacunas administradas como parte del programa de rutina, no es necesario reiniciar la serie de vacunas si el intervalo entre dosis termina siendo más largo que el recomendado. En determinadas circunstancias, se debe reiniciar la vacuna oral contra la fiebre tifoidea (que se puede administrar a viajeros internacionales) si la serie de vacunas no se ha completado dentro del plazo recomendado.

Se insiste en no posponer ninguna vacuna recomendada. No hay límite en el número de vacunas que se pueden administrar durante una sola visita. Cuando se aplican varias inyecciones a la vez, se recomienda mantener el lugar de inyección de las vacunas intramusculares al menos a 1 pulgada (2,5 cm) de distancia entre sí para reducir la probabilidad de que se sobrepongan reacciones locales. Para la mayoría de las personas, puede ser conveniente recibir todas las dosis de vacunas recomendadas durante una sola visita, por lo que es importante ofrecer y coadministrar las vacunas cuando se recomiende.

Precauciones y contraindicaciones

Aunque una persona tenga una enfermedad aguda leve (como diarrea o infección leve del tracto respiratorio superior), con o sin fiebre, todavía puede recibir la vacuna.

En cambio, si sufre una enfermedad aguda moderada o grave, se debe tener cierta precaución al administrar cualquier vacuna para evitar de confundir los síntomas de la enfermedad con los efectos que pueden ser causados por la vacuna. Es importante vacunar a la persona lo antes posible después de que se recupere de la enfermedad aguda.

No. Los tatuajes o los piercings recientes a veces pueden provocar inflamación local, pero esto no debería ser motivo para retrasar o suspender la vacunación. Sin embargo, si el tatuaje o el piercing ha provocado una infección general oportunista, se debe posponer la vacunación hasta que la afección aguda haya mejorado. Si la persona no ha sido inmunizada antes de tatuarse o perforarse el cuerpo, se recomienda la vacunación contra la hepatitis B.

Administración de vacunas

Las vacunas siempre deben administrarse por la vía recomendada por el fabricante. Sin embargo, si una vacuna se administra por la vía incorrecta, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda que se considere válida. Solo hay pocas excepciones. Un ejemplo es cuando la vacuna contra la hepatitis B o contra la rabia se administre por cualquier vía distinta a la intramuscular. Otro ejemplo es la administración de la vacuna oral (contra rotavirus o polio) por inyección subcutánea o intramuscular. En estos casos, esta dosis no debe computarse como válida y se debe administrar de nuevo por la vía correcta.

No. Las orientaciones actuales no exigen que el personal de atención médica use guantes al administrar vacunas, a menos que sea probable que entre en contacto con fluidos corporales que podrían ser infecciosos o tenga una herida abierta en la mano. Si se opta por usar guantes, hay que usar unos nuevos para cada paciente.

No. Los diluyentes de vacunas no son intercambiables.

No. La Organización Panamericana de la Salud desaconseja la práctica de precargar vacunas en jeringas porque existe una mayor posibilidad de errores de administración y dosificación. Otra razón para desalentar esta práctica es que algunas vacunas tienen una vida útil muy limitada después de la reconstitución. Se debe preparar la jeringa en el momento que se administra la vacuna.

No. No se recomienda la aspiración (es decir, tirar hacia atrás del émbolo de la jeringa una vez que la aguja está en el brazo antes de inyectar para comprobar el retorno de sangre) al administrar vacunas. Las inyecciones intramusculares no se administran en zonas donde hay vasos grandes. Dado el tamaño de la aguja y el ángulo en el que se inyecta la dosis de la vacuna, es muy difícil administrar la vacuna por vía intravenosa.

Personas con comorbilidades preexistentes

Sí. El tratamiento con antibióticos no es una razón válida para diferir la vacunación. Si el paciente pediátrico o adulto se encuentra bien o tiene solo una enfermedad leve, se deben administrar vacunas. Pero si la persona tiene una enfermedad aguda moderada o grave (independientemente del uso de antibióticos), la vacunación debe posponerse hasta que el estado de la persona haya mejorado.

Las inyecciones intramusculares deben programarse poco después del tratamiento antihemofílico o antes de recibir una dosis de anticoagulante. Tanto para las inyecciones intramusculares como subcutáneas, se debe utilizar una aguja fina (calibre 23 o inferior) y se debe aplicar una presión firme en el sitio, sin frotar, durante al menos 2 minutos. Cuando cualquier vacuna administrada por vía intramuscular está indicada para un paciente con un trastorno hemorrágico, la vacuna debe administrarse por vía intramuscular si un médico familiarizado con el riesgo de hemorragia del paciente determina que la vacuna se puede administrar por esta vía con una seguridad razonable.

No. En comparación con otros niños y niñas, la población infantil con síndrome de Down suele tener un mayor riesgo de complicaciones por enfermedades prevenibles con vacunas. Entonces, los niños y las niñas con síndrome de Down deben recibir todas las vacunas recomendadas en el calendario de vacunación.

Depende del tratamiento de cada paciente y el tipo de vacuna.

  • Las terapias con esteroides de corta duración (menos de dos semanas), la administración en días alternos, la inclusión de reemplazo fisiológico, tópico (piel u ojos), aerosol o inyección intraarticular, en la bolsa o en el tendón no se consideran contraindicación para el uso de vacunas de virus vivos.
  • Los efectos inmunosupresores del tratamiento con corticoesteroides varían. El personal de atención médica considera que una dosis equivalente a 2 mg/kg de peso corporal o un total de 20 mg por día de prednisona durante dos o más semanas es suficientemente inmunosupresora como para generar preocupación sobre la seguridad de la vacunación con vacunas de virus vivos (p. ej., vacuna triple vírica, varicela, fiebre amarilla). El personal de atención médica debe esperar al menos un mes después de la interrupción del tratamiento o la reducción de la dosis antes de administrar una vacuna de virus vivos a pacientes que han recibido dosis elevadas de corticosteroides absorbidas sistémicamente durante dos semanas o más.
  • Se pueden administrar vacunas inactivadas y toxoides a todos los pacientes inmunocomprometidos en las dosis y esquemas habituales, aunque la respuesta a estas vacunas puede ser inferior a la habitual.

Desarrollo y aprobación de las vacunas

Antes de ser aprobadas para su uso en la población, todas las vacunas pasan por una investigación que se hace en tres fases. Este tipo de investigación se llama ensayo clínico. Para realizar cada fase del ensayo, se selecciona a personas voluntarias para recibir la vacuna. Un equipo de científicos monitorea a estas personas para confirmar que la vacuna sea segura y comprobar que realmente proteja contra una enfermedad. Además, la investigación permite determinar los grupos de población a los que se puede administrar la vacuna, el número de dosis necesarias y el intervalo necesario entre las distintas dosis de la vacuna.

Los ensayos clínicos de las vacunas pueden ser pausados para garantizar que la vacuna bajo investigación sea segura, ya que la medición de la seguridad de la vacuna es uno de los principales objetivos de los investigadores. Cuando una persona que participa en el ensayo presenta algún evento de salud después de recibir la vacuna, el estudio requiere una pausa para investigar si este evento esté relacionado o no con la vacunación. Una vez se confirma que el evento de salud no tiene relación con la vacuna, la investigación puede reanudarse.

Durante una emergencia de salud pública, las vacunas se evalúan a partir de los resultados de ensayos clínicos que demuestran su seguridad y eficacia (es decir, su capacidad de proteger las personas contra la enfermedad). Los fabricantes proporcionan estos datos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que los expertos consideren si incluir este producto en la Lista de Uso de Emergencia (EUL por su sigla en inglés) de la Organización. 

Tras una rigurosa evaluación de estos datos, la OMS emite una recomendación para que la vacuna pueda ser utilizada para el control y respuesta a una emergencia. Si existen dudas sobre su seguridad o eficacia, la vacuna no recibe la recomendación.

Las agencias reguladoras nacionales (ARN) analizan los datos que proporcionan los fabricantes de las vacunas y consideran la aprobación EUL emitida por la OMS. En base a estos resultados, el país decide si importar y administrar la vacuna en su territorio nacional. Sin esta autorización nacional, la vacuna no puede utilizarse en el país.

Incluso después de introducirse las vacunas en un país, se sigue haciendo un seguimiento estrecho de su eficacia y su seguridad.

Las retiradas de vacunas del mercado solo se realizan si hay alguna posibilidad de que la vacuna no sea segura. Por ejemplo, si el fabricante detecta irregularidades en algunos frascos de la vacuna, podrían retirarse los lotes afectados. En estos casos, la agencia reguladora nacional (ARN) y los comités internacionales de expertos analizan los datos disponibles sobre la seguridad de la vacuna, que se colectan de manera continua antes y después de usarlas en la población. Cada vez que se encuentren unas irregularidades que pueda hacer que la vacuna no sea segura, la ARN, en colaboración con el fabricante, retiran inmediatamente los lotes del país.