��������

Además, había un ambiente de incertidumbre y desesperanza, lo que aumentó la necesidad de intervenciones en salud mental, como el fortalecimiento de capacidades en primeros auxilios psicológicos y campañas de prevención de diferentes tipos de violencias, en particular la violencia de género en albergues, alojamientos temporales, colegios y lugares de acogida.

Las intervenciones en salud mental se centraron en los niveles individual, familiar y comunitario. “Dentro de las intervenciones a nivel individual, se fortalecieron capacidades en primeros auxilios psicológicos, con el fin de que las personas superaran los impactos de la emergencia. A nivel familiar se hizo prevención de violencias basada en género, que fue una de las principales problemáticas que se identificaron. En el ámbito comunitario se trabajaron temas como prevención del abuso sexual y prevención de la violencia contra la niñez en instituciones educativas, con estudiantes y docentes.

Salud para todos

Rápidamente los servicios de los hospitales empezaron a colapsar por la afluencia masiva de enfermos. Aunque el personal de salud hacía dobles jornadas para poder atender a la población, fue evidente la necesidad de llevar la salud al territorio. Para los pobladores de Cara é Gato, por ejemplo, era imposible acercarse al centro de salud más cercano. Con las casas inundadas, las cosechas y los animales perdidos, no había dinero suficiente para el transporte o para la compra de medicamentos.

Fue necesaria la articulación entre las secretarías de salud, el Centro Regulador de Urgencias (CRUE), los hospitales locales y la OPS/OMS para organizar medio centenar de jornadas extramurales en las comunidades más lejanas donde se encontraban las familias más vulnerables de La Mojana. “La Organización Panamericana de la Salud, además de capacitar al talento humano en primeros auxilios y primeros auxilios psicológicos, vigilancia en salud pública, salud nutricional, atención materno perinatal, prevención de las emergencias obstétricas y prevención de violencias basadas en género; suministró medicinas, pruebas diagnósticas, kits de emergencias, y solucionó los desafíos logísticos y de transporte con lo que se pudieron realizar brigadas masivas de salud”, aseguró la gerente del Hospital de Majagual, María Monsalve.

Precisamente esos mecanismos de coordinación local y haber conformado un equipo territorial con enfermeros, epidemiólogos, médicos, gineco-obstetras, nutricionistas, psicólogos y técnicos en saneamiento ambiental fue clave en el respaldo que la OPS/OMS le dio a La Mojana. Además de las brigadas de salud, la Organización realizó acciones de vigilancia en salud pública, incluyendo búsquedas activas comunitarias para detección y muestreo y el rastreo de contactos de personas con COVID-19, y otras enfermedades, capacitó a lideres comunitarios para fortalecer la vigilancia en salud de base comunitaria, y activar las rutas de atención y desarrolló acciones claves de participación comunitarias. 

Una de las personas beneficiadas de la capacitación en vigilancia comunitaria fue Marlene Montalvo, una ama de casa quien gracias a la formación de la OPS/OMS Colombia retomó sus estudios superiores en enfermería y está próxima a graduarse. Durante la emergencia, con los tensiómetros, termómetros, estetoscopios y otros elementos básicos de la dotación que recibió en los cursos, visitaba a los enfermos y cuándo veía signos de enfermedad grave activaba las rutas de atención médica, lo que permitió salvar vidas.

Adicionalmente, en acciones coordinadas con el Instituto Nacional de Salud (INS), se implementó la herramienta global de OMS “EWARS in a box” en los albergues conformados por personas desplazadas de sus casas por el desastre. Este es un sistema electrónico de alerta temprana, alerta y respuesta en situaciones de emergencia de la OMS, que permite a epidemiólogos de campo, personal de vigilancia y personal de emergencia realizar las evaluaciones de albergues y la detección temprana de brotes infecciosos. Actualmente, es la herramienta de vigilancia que ha adoptado el INS en eventos asociados a albergues y personas desplazadas. 

Acciones por agua limpia

Eran muchas las necesidades que tenías las comunidades durante las inundaciones. Sin embargo, para Marelvys Martínez, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la Vereda Caño Gil del corregimiento de Bermúdez, lo más crítico era poder tener acceso a agua potable. El río estaba contaminado con mercurio, basura y materia fecal, y con esa misma agua tenían que cocinar y bañarse, lo que estaba produciendo enfermedades diarreicas y en la piel, afectando principalmente a niños y niñas y a los adultos mayores. 

El clamor fue escuchado. Según la lideresa Martínez, la Unidad de Gestión del Riesgo trajo un carro tanque con agua potable y la OPS/OMS les entregó tanques y filtros de agua que fue “una gran bendición pues sin la salud no somos nada. La salud es necesaria para seguir luchando por nuestros hijos, para seguir adelante”.

Así mismo, la OPS/OMS hizo una evaluación al acueducto local del corregimiento de Gabaldá, que surtía de agua a 2 mil habitantes y encontró que el agua tenía exceso de hierro. “En coordinación con la Gobernación de Sucre y el municipio de Guaranda, la OPS construye un nuevo pozo profundo y realiza un lavado al tanque y la tubería existente. Además, apoya a la Secretaría de Salud con la organización de jornadas ambientales en saneamiento básico, alimentos y bebidas, agua potable, enfermedades transmitidas por vectores, sustancias químicas y vacunación antirrábica de perros y gatos", indicó Manuel Julián Díaz Arce, técnico de saneamiento ambiental de la Secretaría de Salud.

Intervenciones que salvan vidas

Para conocer el impacto de la respuesta, las autoridades locales, el CRUE y los actores del sistema realizaron una evaluación en la que verificaron cuántas atenciones en salud se desarrollaron y cuánta población se vio beneficiada ante las intervenciones. Según Gallo, en los primeros seis meses se lograron disminuciones importantes en las enfermedades diarreicas y en las infecciones respiratorias. También disminuyó el número de personas adultas que presentaban depresión.

“Cuando se da esta emergencia afortunadamente llega el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, que nos ayuda a enfrentar esta ola invernal que nos obligó a vivir entre las aguas durante dos años y nos llevó a que hoy seamos una población resiliente”, afirmó Edith Sierra Manrique, Secretaría de Salud de Sucre. “Si bien aún tenemos retos por delante, en ese momento la OPS/OMS fue una luz de esperanza que hoy vemos materializado con todo lo que se recibió en ese momento”

“Estuvimos en la región de La Mojana desde el 27 de agosto del 2021, día que comenzaron las emergencias a causa de las inundaciones y logramos mantenernos en una respuesta continua a lo largo de dos años, llegando a cada uno de los rincones de La Mojana, pero específicamente a los lugares donde vive la población más vulnerable y en aquellos lugares donde fue muchísimo más compleja la emergencia, para no dejar a nadie atrás. Esto no hubiera sido posible sin el apoyo de los donantes. Los fondos CERF, el proyecto FIND COVID-19 y los fondos propios de la oficina de OPS Colombia, fueron los proyectos que nos permitieron estos recursos económicos para ser sostenibles en el tiempo”, indicó Pineda.

El compromiso continuo de la OPS/OMS con La Mojana no solo garantizó una respuesta efectiva a la crisis inmediata, sino que también sentó las bases para una mayor resiliencia ante los desafíos futuros. En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, es crucial seguir fortaleciendo las medidas de prevención y preparación para mitigar el impacto de desastres naturales como las inundaciones.